Desde el Edén, Satanás se ha esforzado por impedir que los hombres y las mujeres cumplan sus propósitos aquí en la Tierra. Desafortunadamente, la elección de Eva aseguró que a partir de ese momento, “una serpiente” moraría en los jardines de las mujeres, provocando que ellas escucharan y absorbieran repetidamente sus ideas engañosas.
A partir de estas ideas engañosas, comenzamos a dudar de la bondad y sabiduría de Dios para nuestras vidas y a ser influenciadas por estándares de feminidad basados en filosofías “mundanas” y distintas de lo que Dios ha establecido para nosotras, las mujeres. Estas filosofías luchan por la total autonomía y libertad femenina, colocando a la mujer en el centro y negando la idea de un Dios que le diga quién es y qué debe hacer. Sin embargo, nuestra visión de nosotros mismos y de la realidad está limitada por nuestra humanidad y contaminada por el pecado, y dependemos de la guía de nuestro Creador.
Tenemos una visión incomprensión de Dios y de nosotros mismos debido a una teología débil y deficiente. Esto nos hace vulnerables. Una buena Teología nos ayuda a: entender quiénes somos y para qué fuimos creados; superar nuestras ideas erróneas; ser firmes en nuestras convicciones; saber responder a quienes nos piden razón de nuestra fe; hacernos capaces de tomar mejores decisiones; crecer como cristianos maduros y sanados
Por estas razones es necesario examinar e identificar sobre qué fundamentos se sustenta nuestra manera de hacer las cosas. vivir, someterlos a Dios y alinearlos con la cosmovisión bíblica. Una forma de vida que ignora lo eterno conduce a la inevitable conclusión de que ningún logro humano podrá brindar satisfacción completa. Al final, Porque de él, por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. (Rom.11:36).
La separación de Dios crea insatisfacción, frustración e infelicidad. La plena satisfacción sólo es posible cuando uno vive en sintonía con el Creador y de acuerdo con Sus designios. Sin embargo, el corazón del problema radica en la aceptación de argumentos que inflaman nuestros corazones con orgullo, vanidad y un sentido de autojustificación. Esto sucede debido a una falta de comprensión acerca de “¿Quién es Dios?” “¿Qué significa ser mujer?” “¿Qué determina el valor de una mujer?” y “¿Cuál es el papel de la mujer en el mundo?” Responder estas preguntas puede revelar hasta qué punto nuestras creencias se acercan a los ideales bíblicos sobre la feminidad.
Cuanto más El consabemos que cuanto más le obedecemos, le alabamos, le amamos y ponemos nuestra confianza en Él, esto protegerá nuestro corazón de los trucos producidos tanto por la mente como por el corazón humano. Para proteger tu corazón: i) aliméntate diariamente de la Palabra de Dios; ii) orar y pedirle a Dios discernimiento para detectar las mentiras de Satanás sobre tu identidad; y iii) pedirle a Dios más fe, escuchar testimonios y leer biografías de mujeres de Dios.
Cuando aprendemos a Amando al Señor y Su Palabra, protegemos nuestro corazón y entendemos que Dios quiere que cada mujer desarrolle su potencial (dones, talentos, capacidades intelectuales), cumpliendo su mandato cultural de manera productiva, activa y relevante (sea en casa, en la iglesia o en el mundo), para la gloria de Dios, discerniendo los tiempos y aprovechando todas las oportunidades. Como resultado de esta experiencia, aprenderemos a ser buenas mujeres cristianas, que desempeñan con excelencia los roles de buenas amas de casa, buenas proveedoras de servicio, buenas madres y buenas esposas, no por obligación o para impresionar a los demás, sino porque aman profundamente a Aquel que las creó para ser así..
Mercia Machado