Aquellos que desean iniciar un huerto hacen más que arrojar unas cuantas semillas de manzana en un campo y cruzar los dedos. El hábito familiar de pasar tiempo regularmente juntos en torno a la Palabra y a la presencia de Dios no es algo que simplemente sucede. Es necesario tomarse tiempo para arrancar las malas hierbas, regar las raíces y podar las ramas; La madurez espiritual de vuestra familia debe ser examinada cuidadosamente y cultivada deliberadamente.
Algunas versiones del discipulado familiar son más espontáneas y son momentos de discipulado familiar, pero el momento del discipulado familiar es diferente. Es proactivo, no pasivo. Es algo planificado, no improvisado. Requiere intencionalidad.
La intencionalidad también requiere inversión personal. Piensa honestamente: ¿quién te está dando lo mejor? ¿Dónde pones tus mejores esfuerzos? Muchos padres consideran que sus ocupaciones son un gran servicio a la familia, y verdaderamente lo son, pero a veces lo que hacemos para proveer para nuestra familia también los priva de nuestra presencia y atención. Alguien tendrá que ganar. Ser intencional no requiere mucho. Dedica al menos diez minutos de tu semana a planificar y orar acerca de cómo será tu tiempo de discipulado familiar, y verás el fruto que la intencionalidad trae a tu hogar.
Puedes aprovechar las rutinas que ya existen en tu familia, como ir a la iglesia, comer en la mesa, ir a la escuela o al trabajo, prepararse para el día o acostarse, etc. También podrías establecer una nueva rutina, como una noche de juegos familiares, trabajo voluntario, un estudio bíblico familiar o un proyecto de adoración familiar. Y si son necesarios cambios más grandes para empezar a pasar tiempo juntos, hazlos. Para poder reunirse con la familia en torno al Evangelio de manera coherente, es necesario incorporar un ritmo consistente y una intencionalidad.
- Ritmo: ser constante, estableciendo horarios con compromiso y consistencia.
- Intencionalidad: Ser cuidadoso, estableciendo horarios con planificación y propósito.
(Más sobre esto en el siguiente post)
Matt Chandler y Adam Griffin, Discipulado Familiar, Trinitas Publishing